sábado, 14 de enero de 2012

4_ ¿Cinco millones de rebeldes?

Sobrevivo. De una manera u otra, puedo pagar el alquiler e incluso emborracharme con mis amigos casi cada vez que quiero. También puedo tener, y las he tenido, alguna que otra mujer, pese al incremento de desembolso que eso conlleva. Mi futuro es incierto, mi jubilación será dura, y me tocará emplearme donde sea para obtener esa pensión que nunca me labré.  

Sobrevivo, pero no me compro ropa, estiro los viejos pantalones como chicles por encima del bien y del mal de las tendencias del 'fast fashion'. Me corto el pelo en academias de peluquería, por menos de cuatro euros. Rara vez voy a supermercados que no sean Lidl o DIA y si viajo, un mero fin de semana, es ampliando más y más mi brecha deudora, mis sonrojados números rojos. No tengo prestaciones, y mi economía se reduce a un abismo de deuda cada vez mayor. A un déficit individual cuesta abajo y sin frenos.

Vivo precariamente, sí, pero no lo suficiente como para aceptar determinadas cosas. Vivo en paro, o algo parecido, extraño estatus, pero mi actitud para abandonar esta situación no es todo lo enérgica que se esperaría. No devoro los anuncios de ofertas de trabajo, ni estoy inscrito en la bolsa de trabajo del INEM, ni acudo a determinados actos sociales con el cartel de BUSCO CURRO, pintando en la frente. Me resisto a que me contraten como telefonista, de camarero, a meterme en la cadena de montaje, y me temo que también a convertirme en chupatintas que aguante las neuras de alcohólico mal follado de un jefe chusco, me niego a aceptar a un petimetre con perilla como autoridad moral. Me resisto a cumplir órdenes de quien no me infunde ninguna admiración, por no decir respeto. Me toca los cojones aguantar las decisiones arbitrarias de un pichafloja con ínfulas de tiranillo. E invertir el 80% de mi tiempo en una ocupación que secuestra mi tiempo, mi fuerza, y mi ilusión, por cuatro perras con las que a duras penas pago las facturas.

Y a veces pienso que si eso me pasa a mí, le puede pasar también a otra mucha gente. No sé si a 5.300.000 millones de españoles, pero quizá a la mitad. Y pienso también que a lo mejor la verdadera Spanish Revolution que empezó el 15 de mayo de 2011 se materializa precisamente en eso. Más que en un 'No Les Votes' en un 'Que te explote tu puta madre'.

No tengo dinero, pero me queda una cierta dignidad, la dignidad del pobre. Y una ilusión de libertad, que no sé si es real, pero que a veces me reconforta con el mundo. A veces prefiero todo eso, soy feliz incluso, a aceptar ciertas ruedas de molino de la alienación. No soy el único.

3 comentarios:

  1. Hasta cierto punto estoy de acuerdo (poniendo ciertas distancias). Lo único que no te devuelve la vida es el tiempo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Draakun. El tiempo es un buen preciado, no lo desaprovechemos.

    ResponderEliminar